THE LAST MAN Z [NORMAL]

   

   Hace más de una década, la palabra cordyceps lo cambió todo. La infección que afectó drásticamente a la humanidad fue causada por el Cordyceps unilateralis, un hongo existente en la naturaleza que sufrió una mutación que lo hizo parasitar a humanos. El desarrollo de la infección fue evolucionado y adquiriendo cuatro etapas con el paso de los años; los infectados de la pandemia fueron denominados caminantes, zetas, chasqueadores e hinchados (dependiendo del grado de infección y de la cepa que lo producía). Nadie sabe muy bien el porqué de esa mutación. Muchos dijeron que se manipuló en hongo con motivos militares en busca de un nuevo arma biológica, otros que se trataba de un experimento con el fin de buscar una cura para determinados tipo de canceres. Fuera como fuese, el cordyceps atacó y se cebó, especialmente en unos inicios, con el género femenino de los seres humanos.

   En la municipalidad de Chongqing, Federación Unida de China, un atónito médico local atendió a la llamada “paciente cero”, primer caso conocido de infección por cordyceps. Si bien, políticos de diversos continentes dejaron ver  por aquel entonces que el gobierno chino ya estaba al tanto de otros casos en su nación. Con estos reportes se achacó el inició de la era Z a la gran nación china.

   A partir de ese momento llegó el fin de la humanidad tal y como se conocía. ¿Acaso era posible concebir la humanidad sin mujeres que habitasen en este mundo? La respuesta obtuvo un rotundo no. La nación china, acusada principalmente por su alto índice de población, poco tardó en caer. Las ciudades más pobladas del país se fueron quedando sin mujeres. Al principio todos los gobiernos del mundo vivían con incertidumbre los avances de la pandemia, incertidumbre de ni saber que la causaba. Cuando aún existían los medios se conoció que el cordyceps se transmitía indiferentemente a hombres y mujeres a través de la mordedura o arañazo por parte de los infectados. La noticia más aterradora llegó mucho antes, cuando se observó y comprobó que esporas del virus eran segregadas por los infectados, y que estas aniquilaban y convertían a las portadoras del cromosoma XX;  es decir, al sector femenino de la especie humana. El virus se convirtió en imparable. Pese a los fuertes controles, en aeropuertos, puertos y fronteras, el virus, conocido popularmente como Z, llegó poco a poco a casi todas las naciones del mundo. Muchas estaban poco preparadas, otras no pudieron controlar avalanchas de inmigrantes, otras fallaron al acoger por solidaridad a refugiados infectados de la Guerra Mundial Z; otras simplemente sufrieron la visita de una pasajera infectada in-detectada al principio del brote.

   En el año 2013, año y medio después de la paciente cero, se confirmó que las mujeres, tal y como se conocían, habían desaparecido de la faz de la Tierra. El ser humano pasó inesperadamente a encabezar la lista de especies en mayor riesgo de extinción. A partir de ese año todo fue supervivencia, dolor y guerra. ¿Los países? Dígamos que unos tuvieron más suerte que otros adoptando medidas para afrontar la guerra Z. En los países más al norte se vieron aventajados por el gélido clima que congelaba a los caminantes. El dictador de Corea del Norte decidió arrebatar los dientes de todos los habitantes de su nación para evitar mordeduras y nuevos casos; además, ordenó construir una nueva nación bajo tierra de la que hoy día nada se sabe. Países como Israel construyeron una gran muralla desde que supieron del primer caso; aquella paranoia y precauciones le hicieron ser uno de los pocos países que no se vieron afectados durante años por el cordyceps. Otros más grandes como EE.UU, países importantes de Europa cayeron debido principalmente a sus climas, problemas de fronteras y población elevada.

   Año ACTUAL 2024. EEUU - Años más tarde, gran parte de la civilización ha sido destruida por la infección; muchos supervivientes habitan zonas de cuarentena fuertemente vigiladas, en asentamientos independientes y en grupos nómadas. No hay países, política, democracia ni apenas comida.  Las zonas de cuarentena están lideradas por restos del ejército; pero nacen los Luciérnagas, un grupo rebelde que lucha contra las autoridades de la zona de cuarentena. En otros lugares del mundo y del país hay supervivientes solitarios, nuevas religiones y credos, cazadores y caníbales, grupos de despiadados y solitarios humano. Al peligro de los caminantes hay que sumarle el peligro de los vivos.

   Muchos dijeron que el virus era una cura de humildad para los humanos y puede que así fuera. La Tierra era cada vez más un planeta sobreexplotado en recursos; pero ahora, la madre naturaleza parecía haber venido a reclamar lo que era suyo. Entre los restos de grandes ciudades abandonadas o bombardeadas al poco de comenzar la guerra, se pueden ver a numerosos grupos de animales campando a sus anchas aunque alerta por los caminantes. La vegetación ha envuelto los viejos cimientos de los edificios abandonados y raíces de nuevos árboles han levantado el alquitrán de viejas carreteras. Un mundo más verde y salvaje, aunque lleno de merodeadores, se abre ahora para un reducido grupo de supervivientes.

   Muchos hombres que habitan la Tierra han tenido que reinventar su sexualidad, al menos, aprender a querer a otros de su género. Mientras, científicos restantes del globo siguen intentando buscar una cura para el daño causado por el cordyceps, pero no solo eso, intentan buscar una cura para regenerar la humanidad. Los habitantes más jóvenes del planeta son chicos de una media de 15-16 años. El planeta Tierra hace más de una década que no ve a un humano nacer. Han transcurrido más de diez años sin que un nuevo ser humano pisase el mundo.